Timecode: poesía fílmica

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Esta noche sabremos si Timecode se lleva el Oscar al mejor cortometraje, que bien merecido se lo tiene. Si, por lo que fuera, la Academia acaba por no premiarlo, no sé si será injusto (no he visto los otros), pero sí que no habrán sabido apreciar de verdad lo que tienen delante.

En realidad, tiene muchos puntos para ganar: es el más corto (apenas 15 minutos, sobre los  30 o más de los otros cuatro candidatos), el más alegre (entre comedia y romance, Timecode te arranca una sonrisa de la boca, al final; mientras que las otras historias son dramáticas), muy original, sencillo, poético.

De la historia se puede decir poco: Luna y Diego, vigilantes de párquing -¡algo aparentemente tan anodino y gris como un párquing!-. Ella en el turno de día; él, en el de noche. Un día, por la petición de un cliente, Luna descubre el secreto más guardado de Diego. Entonces, empieza una historia de amor, dialogada simplemente con el saludo de rigor durante el cambio de turno, y… unos códigos de tiempo.

Hace poco, hablaba con unos amigos sobre Timecode, después de verlo en TV3 -inciso: ¡¿Por qué es tan mala la distribución de los cortometrajes, en España?!- y yo decía que era una gran historia de amor. Unos me respondían: «Ok, puede ser; pero, ¿en qué se manifiesta? No hay ningún beso, ni nada que lo lleve a pensar»…

¡Oh! ¡Cuánto mal hace estar imbuidos en el cine de solo imágenes y efectos especiales! Necesitamos ver sexo, besos, oír… algo que me hable específicamente de amor; pero no aceptamos lo poético, donde a menudo hay mucha más amor realidad: ¡Qué pena! «Lo que pueden decir los ojos», dice Lali Ayguadé (Luna) en esta entrevista.

Timecode -como el buen cine- es poesía: de la muy buena. Y la poesía, hay que saber leerla: el arte de mostrar sin mostrar. El cine de entretenimiento está muy bien porque…, eso: entretiene. Como el «universo Marvel». Pero hay mucho más. Y, si no se entiende… vuélvelo a ver: «¡Que no hay nada que enteder!», me dijo Arturo Méndiz, uno de los productores que ahí está, en Hollywood, esperando poder levantar la estatuilla.

Timecode es muy buen cine -como La La Land, que tuve la suerte de ver ayer: ¡magnífica!- y bien se merece el Oscar que, además, hará historia en nuestro país: el primer cortometraje español premiado en la Academia de Cine americana.

Una buena excusa para retomar (espero que para más tiempo) este blog.

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