El sello de «calidad Pixar»

Hace tiempo que quería ver esta película. A raíz de Los Increíbles (2004), me habían hablado de ella y me habían dicho que también era muy buena. Brad Bird, su director, estudió en el California Institute of the Arts (CalArts), junto con otros conocidos como Tim Burton y John Lasseter. Éste último acabó fichándole para Pixar, concretamente para dirigir la que iba a ser la primera película de la compañía con personajes humanos: una familia de súper héroes. Lasseter debió ver en lo que había hecho, algo muy grande.

Y es que El gigante de hierro (1999), la película de la que hablo, huele –si se puede decir así– a sello “calidad Pixar”. ¿A qué me refiero? A la historia y sus personajes: en El gigante de hierro, como en todas las películas de Pixar, la animación está al servicio de la historia, y no al revés. Y esto es, precisamente, la clave del éxito de Pixar. Lasseter, cuando le preguntan sobre la razón de realizar en 3D la película Up, así lo decía:

Tratémosla [la tecnología 3D] como una ventana que da al mundo. Y controlamos cuánta profundidad habría cuando Carl, al comienzo y tras el prólogo de la escena con su esposa, cuando está viviendo en su casa, tiene una vida “pequeña”. Y después, cuando sale a la aventura, de golpe hay una profundidad tremenda y la gente no lo piensa, pero lo siente. Estando ahí con él, guau, es grande, su vida se abre. Son señales que siempre están en un filme de Pixar

Es decir: el 3D –los espacios, escenarios, lugares…– es una “personaje” más. También en esta línea, Lasseter dice:

Estoy muy emocionado con esa posibilidad, pero la utilizaremos para soportar la historia, es como la música, la iluminación o el color: ¿cómo estas cosas nos pueden ayudar a contar la historia emocionalmente? UP… es nuestra primera película en 3D

gigante_hierroEl gigante de hierro es la historia de Hoghart, un niño que vive solo con su madre, al que le encanta tener mascotas. Lee muchos cómics y es un fan de Superman. Un día, algo muy grande cae del cielo. En la época de la guerra fría en la que se sitúa la historia, “eso” puede ser cualquier arma secreta mandada por los comunistas… y hay que destruirlo. Pero Hoghart descubrirá en esa cosa un gigante de hierro muy cariñoso y, entre los dos, acabará naciendo una gran amistad.

¿Por qué me parece que es una película que entronca muy bien con lo que quiere John Lasseter? Porque es una historia muy humana, donde los personajes son muy “reales”. Incluso el gigante. Con alma –“el alma no muere”, le dice Hoghart al gigante–. Cada uno de los personajes tiene la suficiente “garra” como para que el espectador se sienta identificado con alguno de ellos.

Para la tesis que estoy trabajando sobre las historias en el cine de John Lasseter, leo trabajos sobre la narratología en Paul Ricoeur y otra tesis que hizo la profesora Carmen Sofía Brenes, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, sobre el cine de Frank Capra, en la que siguió el método que también quiero usar yo. Su hipótesis estaba en decir que existe algo intrínseco en cada obra de arte que hace que sea precisamente una obra de arte. Es decir: una obra que sea recordada en la posteridad. Dice:

Si una obra, después de ser vista, después de haber dialogado con ella, permite que el espectador ‘siga viendo’ libremente sus propias acciones y sus propios fines en orden a la felicidad, será una obra poética [en el sentido con que lo dice Aristóteles en su Poética]

Intuyo que, así como Brenes lo vio en Capra, también las obras de Lasseter se pueden llamar con justicia, obras de arte.

Hace poco leí un artículo en el que su autor citaba la opinión de Tim Hauser, autor del libro The Art of Pixar’s Up. Veía en cada una de las películas de Pixar, una temática ‘humana’. Algo de lo que aprender. Era así:

  • La rivalidad entre hermanos (Toy Story) / amistad
  • La socialización (Bichos) / colectivismo frente al individualismo
  • La madurez (Monsters Inc.)
  • La separación y la paternidad (Toy Story 2 y Buscando a Nemo) / la felicidad en el darse
  • La defensa de la familia (Los increíbles)
  • El abandono de la vida competitiva en aras de los afectos (Cars) / generosidad
  • El encuentro de la pasión personal (Ratatouille) / autoconocimiento y aceptación de lo que se conoce
  • El legado a las nuevas aceptaciones (WALL-E) / ecologismo necesario para las generaciones futuras / amistad / trabajo
  • POSIBLE SPOILER: La aceptación de la muerte (Up)

El título del post es muy sugerente: “Pixar, ¿nos prepara para la vida?”. En negrita he añadido lo que a mí me parece que nos pueden enseñar estas películas, además de lo que ya indica Hauser. De todos modos, es necesario ver cada una de ellas, desmenuzarlas, para entrever todo lo que hay detrás. No hablo de “mensaje” porque me parecería reductivo. Es mucho más: no es sencillamente buscar decir algo –mensaje–, sino querer contar una historia que tiene una forma, un fondo, una altura… y que me dice algo. Eso es lo que caracteriza las obras de arte.

Fuentes: El clarín / blogestrenos

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